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Rusia-Ucrania: los socios de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja en 60 países darán apoyo a familiares de personas desaparecidas

Familiares
Protección/restablecimiento del contacto entre familiares

De Nepal a Polonia y de Nueva Zelanda a Ecuador, las Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja y las delegaciones del CICR trabajan codo a codo para que las personas que buscan a sus seres queridos tengan a quien acudir, sin importar en qué parte del mundo se encuentren. El objetivo es simple: darles respuestas cuanto antes. (Derechos de autor de la fotografía: Ed Ram para Guardian/Eyevine/Dukas)

25 Jun 2024
Russia,
Europe and Central Asia

El conflicto armado entre Rusia y Ucrania ha destrozado la vida de decenas de miles de familias: ha devastado sus medios de subsistencia, las ha obligado a separarse o las ha sometido a la angustia constante de no saber qué les ha sucedido a sus seres queridos. A fines de mayo de 2024, había unas 28.000 personas que estaban siendo buscadas, y se suman alrededor de 1.000 casos nuevos cada mes.

“Los familiares se debaten entre la esperanza y la desesperación: la esperanza de volver a ver a sus seres queridos y la angustia, el miedo y la desesperación de no saber, de no tener noticias. Se preguntan si estarán vivos, si tendrán frío, si estarán pasando hambre, si estarán bien de salud”, explica Dusan Vujasanin, jefe de la oficina de la Agencia Central de Búsquedas (ACB) establecida por CICR para el conflicto armado internacional entre la Federación de Rusia y Ucrania. La desaparición de una persona no afecta solo a sus familiares cercanos, sino también a sus amigos, a sus colegas y a toda la comunidad a la que pertenecían.

Una red de socios sin igual

La mayoría de las solicitudes de búsqueda con relación a un hijo, una hija, un esposo, una madre, un hermano o una hermana provienen de Ucrania y Rusia; las Sociedades de la Cruz Roja de la Federación de Rusia y de Ucrania, junto con las delegaciones del CICR en ambos países, están en la primera línea de asistencia. Sin embargo, los familiares, ansiosos de tener noticias, han contactado a la Cruz Roja y a la Media Luna Roja en todas partes del mundo: se han registrado solicitudes de búsqueda de Polonia a Nueva Zelanda, de Egipto a Ecuador, de Georgia a Nepal. Esto ha movilizado a alrededor de 50 Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja y a unas 25 delegaciones del CICR en más de 60 países.

“El Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja demuestra claramente su fortaleza y su valor agregado sin igual. Gracias a nuestra presencia mundial y a la estrecha cooperación en nuestra red, podemos dar asistencia a los familiares allí donde se encuentren, para que tengan a quien acudir en el país donde viven, ya sea de forma permanente o temporaria”, explica Dusan Vujasanin. “La Red de Vínculos Familiares también nos permite mejorar la eficacia de nuestra labor de búsqueda de personas desaparecidas y, en última instancia, contribuye a aliviar el sufrimiento de los familiares”.

Sin embargo, la cooperación con tantos socios en diferentes husos horarios, experiencias y entornos culturales, así como capacidades dispares, también plantea dificultades. “Cada organización tiene sus propios métodos de trabajo, procesos y metodologías”, admite Anne Vallet, que dirige el equipo de la oficina de la ACB a cargo de las relaciones con las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja. “Por eso fue esencial armonizar desde el comienzo nuestro enfoque de trabajo y nuestras herramientas para apoyar a los familiares de la forma más eficaz y eficiente posible. También fue importante alinear la manera de comunicarnos con los familiares y unificar nuestro mensaje”.

Una meta de cara al futuro

El rápido aumento de las solicitudes de personas que buscan a sus seres queridos también obligó a todos los componentes del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja a adaptarse con agilidad y tomar medidas urgentes, como contratar personal y convocar voluntarios, fortalecer las capacidades y asegurarse de que los familiares, tanto rusos como ucranianos, recibieran asistencia en su propio idioma. Para algunas Sociedades Nacionales, que nunca habían atravesado una emergencia de tal magnitud (al menos en las últimas décadas), la escalada del conflicto armado ha cambiado drásticamente su labor diaria (más sobre esto a continuación). En el CICR, ha dado lugar a la creación de la oficina de la ACB, una estructura dedicada a prevenir la desaparición de personas y facilitar la búsqueda de quienes han desaparecido.

“Ante las problemáticas particulares de un conflicto armado internacional en el siglo XXI —que combina todos los medios tecnológicos modernos con la facilidad de acceso a toneladas de información— y las hostilidades en curso, que provocan el traslado o desplazamiento de la población, debemos actuar y adaptarnos rápidamente”, agrega Anne Vallet. Interactuar con decenas de miles de personas, muchas de las cuales han perdido todo y han tenido que trasladarse en varias ocasiones en busca de seguridad, y brindarles asistencia también genera angustia, estrés postraumático, ansiedad e, incluso, ira.

“Esta experiencia nos inspira a superarnos cada día”, confirma Anne Vallet. “No hay duda de que todo lo que aprendamos hoy influirá en nuestras acciones a futuro”. Asimismo, ayudará a mejorar la respuesta global del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja en favor de las personas más vulnerables.

Entrevista a Katarzyna Kubicius

“La Cruz Roja Polaca hoy es una organización diferente”

Katarzyna Kubicius, jefa del equipo de Protección de Vínculos Familiares de la Cruz Roja Polaca, explica cómo dan respuesta a la llegada de millones de personas que huyen de las hostilidades. Se refiere no solo las problemáticas organizacionales, sino también la carga emocional que conlleva este trabajo.

Katarzyna Kubicius, head of the Protecting Family Links team at the Polish Red Cross, and Dursan Vujasanin, Head of CTA Bureau, at the Polish Red Cross WWII archives in Warsaw.
Katarzyna Kubicius, jefa del equipo de Protección de Vínculos Familiares de la Cruz Roja Polaca, y Dusan Vujasanin, jefe de la oficina de la ACB, en los archivos de la Segunda Guerra Mundial de la Cruz Roja Polaca, en Varsovia.

Apenas unos días después del 24 de febrero de 2022, millones de personas cruzaron la frontera entre Polonia y Ucrania. ¿Cómo hizo la Cruz Roja Polaca para adaptarse en tan poco tiempo a una emergencia de tal envergadura?

Era una tarea muy compleja y con grandes dificultades. Por ejemplo, no teníamos personal capacitado en otras ciudades más allá de Varsovia, la capital de Polonia, que pudiera registrar las solicitudes de búsqueda de las personas que preguntaban por el paradero de sus familiares. También tuvimos que hacer rápidamente un análisis de necesidades, que fue algo totalmente nuevo para nosotros. Esto nos ayudó a verificar algunas de nuestras suposiciones, por ejemplo, en cuanto a problemas de conectividad; afortunadamente, los proveedores de telefonía móvil en Polonia sumaron su apoyo y distribuyeron tarjetas SIM gratuitas a quienes las necesitaran.

Llegó un momento en que el número de personas que cruzaban la frontera a diario llegó a 47.000, y eso nos planteaba un desafío en cuanto a la difusión de información. ¿Cómo podíamos llegar a ellos? Imprimimos folletos con consejos de seguridad para ayudarles a mantener el contacto con sus familiares, a conseguir un lugar para alojarse, etc. También estaba la barrera lingüística: la mayor parte de nuestro equipo en ese momento no hablaba ruso ni mucho menos ucraniano. Tuvimos que resolver eso con urgencia.

¿Cómo sobrellevaron estas nuevas dificultades en el plano emocional?

Hay una gran diferencia entre entrevistar a una persona que tiene un familiar que desapareció durante la Segunda Guerra Mundial y alguien que perdió el contacto con un ser querido recientemente. Tuvimos que hablar con madres, padres, esposos, esposas, hijos e hijas; no eran nietos, nietas o personas que, en el mejor de los casos, apenas conocieron a su familiar desaparecido.

Fue todo un desafío desde el punto de vista psicológico y afectó a nuestro equipo. Desde entonces, hemos tenido la enorme ayuda del nuevo equipo de Salud Mental y Apoyo Psicosocial de la Cruz Roja Polaca. Ahora tenemos apoyo psicológico a disposición de nuestro equipo, así como psicólogos que brindan atención telefónica a personas de Ucrania.

¿Qué lecciones han aprendido en estos dos años?

Antes nos comunicábamos con las personas que buscaban a sus familiares principalmente por correo y por teléfono. No teníamos que sentarnos frente a alguien mientras revivía acontecimientos trágicos y atravesaba un sinfín de emociones. Nuestro equipo no es de piedra: nos afectó ver la angustia de estas personas cara a cara. Y sabemos que nuestras acciones pueden ayudar o empeorar la situación. Aprendimos a comunicarnos con nuestros beneficiarios para evitar empeorar las cosas y ayudarlos en estos tiempos difíciles. Ahora que tenemos experiencia y nuevas herramientas, podemos gestionar mejor este tipo de situaciones.

¿Qué efectos tendrá esta experiencia en la labor futura de la Cruz Roja Polaca?

Los últimos dos años han tenido un gran impacto en la Cruz Roja Polaca en general. Somos una organización diferente: tenemos nuevos procedimientos, nuevas herramientas y nuevo equipamiento. Nuestras actividades de Restablecimiento del contacto entre familiares ahora son más conocidas, tanto a nivel local como nacional. Nuestra función de auxiliares también ha cobrado mayor visibilidad. Tuvimos que poner en práctica la teoría durante un momento excepcional y en circunstancias excepcionales. Ahora la Cruz Roja Polaca es un socio reconocido y respetado en todo el país.

Para ser sincera, al principio no estábamos preparados para una emergencia de estas características y nos llevó tiempo remediarlo. También me hubiese gustado poder apoyar más a aquellos colegas que atravesaron momentos de agotamiento y desgaste profesional. En ese sentido, tampoco estábamos preparados ni teníamos las herramientas para detectar a tiempo las señales y dar una respuesta adecuada. Fue un aprendizaje difícil, pero hoy estamos mucho mejor capacitados para ayudar, sin importar nacionalidad, religión u opinión.