Los familiares de personas desaparecidas tienen necesidades particulares en materia de salud mental debido a la angustia y la incertidumbre que genera la desaparición de un ser querido. El CICR insta a que se las atienda con urgencia.
Han pasado más de cuarenta años desde el inicio del periodo de violencia armada que vivió el Perú entre 1980 y 2000. Más de 21.918 personas fueron desaparecidas en aquellos años. Y, a la fecha, miles de familias continúan buscando a sus seres queridos. Las heridas emocionales que les ha dejado la desaparición muchas veces son más graves que las heridas físicas, y es preciso atenderlas con urgencia.
La salud mental de los familiares de las personas desaparecidas en Perú se ve afectada por los numerosos años que lleva el proceso de búsqueda y por la escasa ayuda que reciben. Muchos de ellos sufren sintomatologías relacionadas con el estrés, la ansiedad y la depresión, que varían en gravedad según el contexto y las condiciones de vida de las personas. Por ejemplo, inciden factores como el contexto, rural o urbano, y el idioma, español o quechua.