El esclarecimiento de la suerte y del paradero de las personas desaparecidas, junto con la gestión de los restos mortales, son procesos integrales y complejos que ponen en juego aspectos técnicos y no técnicos, así como requisitos estructurales y operacionales previos. En el caso de las personas desaparecidas, los procesos de búsqueda e identificación se rigen por principios y normas importantes, que se desprenden, en muchos casos, de las ciencias forenses (por ejemplo, medicina, patología, antropología, arqueología, análisis de huellas dactilares, odontología o genética) y cuentan con expertos de otras disciplinas afines relacionadas (investigadores, peritos forenses, etc.). Las ciencias forenses también permiten salvaguardar la dignidad de los fallecidos, dado que garantizan la gestión adecuada y profesional de los cadáveres, de modo tal que los procesos de identificación sean creíbles y fiables, lo que representa un aspecto importante para los familiares.
La aplicación de los principios y de las normas pertinentes, y el uso de estos conocimientos especializados para prevenir y responder a la tragedia de las personas desaparecidas, estén o no con vida; gestionar los cadáveres; y brindar respuestas objetivas a los familiares forman parte de lo que se conoce como acción forense humanitaria. Abarca diversas actividades destinadas a apoyar directamente a las víctimas de conflictos armados, desastres o migraciones, o a brindar asesoramiento técnico y asistencia al sistema medicolegal, a los servicios forenses locales y al equipo de primera respuesta, a fin de reforzar sus capacidades para responder a las necesidades humanitarias de manera neutral, imparcial e independiente, sin costo alguno y de conformidad con el derecho internacional humanitario.
Algunas de las actividades consisten en lo siguiente: aplicar medidas para identificar los restos humanos; emitir certificados de defunción; procurar que los especialistas forenses realicen procedimientos para exhumar, analizar e identificar los restos humanos, siempre que sea posible; procurar que todas las personas que recopilen información sobre las personas fallecidas y manipulen los restos cuenten con la formación adecuada; establecer protocolos para la labor forense y los medios idóneos para integrar a las comunidades y a los familiares en los procesos pertinentes; y establecer procedimientos para la entrega de los restos humanos a las familias.
Nuestro objetivo consiste en resolver la cuestión de las personas desaparecidas y llevar dignidad a quienes fallecieron. Trabajamos para aplicar sistemas que se adecúen a la información recopilada en medio de todo el caos. Esos restos pertenecen a seres humanos. Tienen derecho a recibir un trato digno, a que se respete su identidad y a ser devueltos a sus familiares.
Los familiares son clave para la labor forense de búsqueda e identificación de personas desaparecidas, dada la información que aportan acerca de sus seres queridos desaparecidos y de las circunstancias de su desaparición. Para recopilar esta información, debe entablarse un vínculo de confianza con los familiares, que deberá mantenerse durante todo el proceso de búsqueda. Asimismo, los expertos forenses y otras autoridades participantes deben asegurarse de que la información relativa a las acciones y los hallazgos que se facilita a los familiares sea exhaustiva y se presente en un formato apropiado. Los familiares deben recibir explicaciones sobre el proceso de identificación (qué esperar, por qué puede llevar mucho tiempo, por qué es complejo, etc.). Deberá brindarse la explicación de manera profesional, clara y fácil de entender, lo cual requiere un trato hábil y empático en la comunicación con los familiares para que confíen en el resultado de la investigación, sea cual fuere.
Todos los sistemas culturales dedican importantes esfuerzos simbólicos y estructurales al trato de los restos humanos. Las maneras adecuadas de enterrar, llorar, recordar y conmemorar a las personas fallecidas tienen profundas consecuencias en lo individual y lo comunitario. En casos de emergencias humanitarias, las concepciones sociales, culturales y religiosas de la muerte se entrecruzan, aunque también pueden chocar con las medidas de emergencia vigentes y la práctica forense. Deberá considerarse debidamente esta posibilidad en cualquier respuesta a situaciones de violencia o de desastre.
El hecho de adoptar un enfoque multidisciplinario respecto de la acción forense humanitaria para encarar este desafío habilita la posibilidad de colaborar con otras ciencias sociales, como la antropología social y cultural. En varios estudios antropológicos recientes sobre búsqueda, recuperación e identificación de personas fallecidas y desaparecidas en masa, queda demostrada la importancia que tiene considerar la relación entre las prácticas rituales locales de las comunidades en duelo destinadas a asegurar la suerte del alma en el más allá y los protocolos forenses internacionales.
Los científicos sociales, como los antropólogos socioculturales, pueden actuar como mediadores entre los funcionarios gubernamentales, los médicos forenses y las comunidades para ayudar a que las medidas de emergencia y las directrices internacionales de la práctica forense puedan desarrollarse y seguirse de manera compatible con las prácticas locales en materia de gestión de cadáveres. También podrían ayudar a interpretar y decodificar las costumbres y el lenguaje culturalmente diversos en torno a la recuperación, el entierro y la conmemoración de las personas fallecidas y las desaparecidas en diferentes situaciones de crisis.
Los restos de las personas fallecidas durante conflictos armados, situaciones de violencia que no alcanzan el umbral de los conflictos armados, desastres o en contextos de migración deben recibir un trato respetuoso y digno, y deben identificarse los restos humanos desconocidos. De lo contrario, se suma el caso al número de desaparecidos, lo cual supone una falta de respeto a la persona, así como a los derechos y las necesidades de sus familiares, y extiende el sufrimiento de estos últimos.
En el contexto de los conflictos armados, el derecho internacional humanitario (DIH) exige que los restos de las personas fallecidas reciban un trato digno, y que se los gestione adecuadamente. Asimismo, exige que se busquen, se recojan y se evacuen esos restos, de modo que no se sumen al número de personas desaparecidas.
Otras ramas del derecho internacional, como el derecho internacional de los derechos humanos y la normativa aplicable a las acciones internacionales en casos de desastre, contienen disposiciones importantes para asegurar que los cadáveres se gestionen de manera adecuada y digna, y para aclarar la suerte y el paradero de las personas desaparecidas no solo en casos de conflicto armado, sino en otras circunstancias, como desastres y migraciones.
Es importante, por ende, contar con sistemas medicolegales y judiciales que funcionen bien, a fin de prevenir y gestionar adecuadamente los casos de personas desaparecidas. Todas las acciones que realizan las autoridades judiciales y medicolegales en el marco de una investigación de fallecimiento tienen como objetivo gestionar correctamente los cadáveres de las personas fallecidas, llevar a cabo un examen adecuado para establecer la identificación, la causa y la forma de muerte, informar de los resultados a los familiares y al público, y dejar asentados los fallecimientos ante el ministerio nacional de estadísticas vitales.
Los familiares desempeñaron un papel crucial en el desarrollo de la ciencia forense, en especial, las Abuelas de Plaza de Mayo, precursoras en el desarrollo de la acción forense humanitaria. Durante la dictadura militar de 1976-1983 en Argentina, cientos de niños que habían sido secuestrados junto con sus padres, así como niños nacidos en cautiverio en centros clandestinos de detención, fueron dados en adopción a otras familias de manera ilegal. Abuelas de Plaza de Mayo es una organización humanitaria fundada en 1977 que se dedica a buscar e identificar a esos niños.
A comienzos de la década de 1980, las Abuelas de Plaza de Mayo vieron el valor que podía tener la ciencia forense para la búsqueda de sus nietos. En 1987, se creó el Banco Nacional de Datos Genéticos en Argentina con el objetivo de almacenar muestras de sangre de familiares y posibilitar la realización de pruebas y comparaciones genéticas. Ese procedimiento científico, que permite determinar la filiación de un/a hijo/a, en ausencia de sus padres, mediante el análisis del material genético de sus abuelos, se conoce como “índice de abuelidad”.