BELLE GARDEN, Tobago (AP) — Alrededor de las 6:30 de la mañana del 28 de mayo de 2021, a unos tres kilómetros de la playa de Belle Garden, en la isla caribeña de Tobago, una estrecha embarcación blanca y azul apareció a la deriva en el horizonte. Mientras se zarandeaba de un lado a otro, los peces se juntaban y alimentaban de los pequeños crustáceos que habían proliferado bajo la superficie.
Desde lejos, parecía no haber nadie a bordo. Sólo cuando los pescadores se acercaron, olieron la muerte.
En el interior hallaron los cuerpos en descomposición de más de una docena de hombres negros. Nadie sabía de dónde venían, qué los llevó allí, por qué estaban a bordo y cómo, o por qué, murieron. No había ningún rastro de sus nombres.
Lo que está claro ahora, pero no entonces, es esto: se cree que 43 personas salieron 135 días antes de una ciudad portuaria al otro lado del océano. Intentaban llegar a las Islas Canarias de España, un archipiélago frente a la costa noroeste de África.
Nunca llegaron. Terminaron en el Caribe.
A medio mundo de distancia, sus familias los buscaban.